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martes, 17 de enero de 2012

Peso saludable: ¡No es una dieta, es un estilo de vida!



Cómo evaluar su peso

Si le está empezando a preocupar su peso, puede ser porque ha notado que la ropa le queda diferente. O quizás sea porque un profesional de atención médica le dijo que tiene presión arterial elevada o colesterol alto y que el exceso de peso puede ser un factor contribuyente. El primer paso es evaluar si su peso actual es saludable o no.

¿Cómo puedo saber si mi peso es saludable?

Índice de masa corporal del adulto o IMC

Un punto de partida para determinar si tiene un peso saludable es calcular su "índice de masa corporal" (IMC). Para la mayoría de las personas, el IMC es un indicador confiable de grasa corporal. Se calcula de acuerdo a su peso y estatura.
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  • Si su IMC es inferior a 18.5, está dentro de los valores correspondientes a "bajo peso".
  • Si su IMC es entre 18.5 y 24.9, está dentro de los valores "normales" o de peso saludable.
  • Si su IMC es entre 25.0 y 29.9, está dentro de los valores correspondientes a "sobrepeso".
  • Si su IMC es 30.0 o superior, está dentro de los valores de "obesidad".

  • "Bajo peso", "normal", "sobrepeso" y "obesidad" son términos para referirse a los distintos rangos de peso corporal. La obesidad y el sobrepeso caracterizan a los rangos de peso que exceden lo que se considera saludable para una determinada estatura, el bajo peso describe al peso corporal inferior a lo que se considera saludable. Si su IMC está fuera del rango "normal" o peso saludable, se recomienda que hable con su médico o proveedor de atención médica sobre cómo puede llegar a un peso corporal más saludable. Se ha demostrado que la obesidad y el sobrepeso aumentan la probabilidad de padecer ciertas enfermedades y otros problemas de salud.
    A nivel individual, el IMC puede usarse como un método de detección, pero no sirve para diagnosticar la grasa corporal ni la salud de las personas. Un proveedor de atención médica con experiencia es quien debe realizar las evaluaciones médicas adecuadas para estimar el estado de salud y los riesgos de las personas.

    Circunferencia de la cintura

    Otra manera de evaluar su peso es con la medida de su cintura. Su cintura puede estarle diciendo que tiene un mayor riesgo de padecer afecciones relacionadas con la obesidad si usted es:
    • Un hombre con una cintura de más de 40 pulgadas de circunferencia
    • Una mujer no embarazada con una cintura de más de 35 pulgadas de circunferencia
    Un exceso de grasa abdominal es algo grave porque lo expone a un riesgo mayor de padecer afecciones relacionadas con la obesidad, como diabetes tipo 2, colesterol sanguíneo elevado, niveles altos de triglicéridos, presión arterial elevada y arteriopatía coronaria. Las personas con grasa abdominal en exceso deben consultar a su médico u otros proveedores de atención médica con el fin de crear un plan para bajar de peso.



    Cómo medir la cintura

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    imagen mostrando cómo medir su cinturaPara tomar la medida de su cintura, ponga una cinta métrica alrededor de su abdomen desnudo, justo por encima del hueso de la cadera. Asegúrese de que la cinta está ajustada, pero que no le apriete la piel y que quede paralela al suelo. Relájese, exhale y mida su cintura.
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    viernes, 6 de enero de 2012

    Flaca por fuera, gorda por dentro



     ¿Sana porque estás delgada? Ni mucho menos. La grasa acumulada en torno a órganos vitales es más peligrosa que la que tenemos bajo la piel. Los expertos apuntan como principales causas las dietas poco equilibradas y la inactividad física, aunque los genes también tienen mucho que ver. Escapa de los estilos de vida “tóxicos” para cambiar el modo en el que almacenas la grasa. Ganarás en salud.

    Mide 1,72 m y pesa 57 kg, lo que da un índice de masa corporal (IMS) de 19,3: perfecto para una modelo publicitaria como ella y para cualquier médico que valore el cociente altura/ peso como indicador de salud. Sin embargo, a Vanessa le propusieron averiguar si su “composición corporal” era la correcta y ella aceptó someterse al diagnóstico con imágenes de resonancia magnética que realizan los expertos del Imperial College de Londres.

    Gracias a esta tecnología, los especialistas pueden ver dónde se acumula la grasa corporal en el organismo de las personas. Las imágenes tomadas a Vanessa indicaban muy poca grasa subcutánea, pero más de tres litros acumulados en torno a su corazón, su hígado y su páncreas, e incluso entre las fibras musculares. “Lo ideal hubiera sido un litro de grasa interna”, señala el dr. Jimmy Bell, que dirige el departamento de Imágenes Moleculares del Imperial College y que, desde el año 1994, ha “escaneado” a más de 800 personas con aparatos de resonancia. “Como le explicamos a Vanessa, ese exceso de grasa visceral aumenta significativamente su riesgo de padecer enfermedad coronaria, hipertensión, diabetes 2 y muchos tipos de cáncer, entre ellos los de mama y colon. De hecho, es peor para la salud que esa otra grasa, más antiestética y visible, que acumulamos bajo la piel”, señala uno de los miembros del equipo.

    “Me quedé perpleja –comenta la modelo–. No podía imaginar que, con mi peso, pudiera tener tanta grasa oculta en el interior de mi organismo. Ahora sé que estar delgada no quiere decir que no te sobre grasa y que lo que me ocurre a mí no es una excepción, ni mucho menos”.

    “Nosotros definimos a estos “falsos delgados” como TOFI (siglas de “thin inside, fat ouside”: delgado por fuera, gordo por dentro en inglés). Ahora sabemos que ellos concentran más riesgos de salud que otras personas, porque, mucho más que la grasa que se forma bajo la piel, la grasa “invisible” que se acumula en torno a las vísceras envía mensajes químicos capaces de producir respuestas inflamatorias y conducir a la resistencia a la insulina, la diabetes y la enfermedad cardiovascular, entre otras patologías”.

    ESTILO DE VIDA TÓXICO

    Lo que han comprobado los expertos es que, en el caso de Vanessa y en un altísimo porcentaje de casos, la causa de ese exceso de grasa visceral está en estilos de vida “tóxicos”, que combinan dietas poco equilibradas y muy poca actividad física. “Pueden tener muy pocas calorías y provocar pérdida de peso, pero hoy sabemos que ese tipo de dietas favorecen la acumulación de grasa en el interior del organismo, justamente allí donde es más peligrosa para la salud”, explica el dr. Bell.

    “La tecnología de resonancia magnética demuestra que la apariencia física puede ser engañosa”, comentan los investigadores de la sección de Imágenes Moleculares del Consejo de Investigación Medica del Imperial College. Sus estudios, que han generado grandes titulares en toda la prensa mundial, revelan cómo modelos de alta costura pueden tener más grasa acusalud mulada en torno a los órganos internos que personas con los más altos índices de masa corporal. “De hecho, imágenes tomadas a luchadores de sumo japoneses con índices de masa corporal de hasta 56 mostraban muy poca grasa interna”, señala Bell. “Aunque consumían hasta 5.000 calorías al día, vimos que tenían tasas bajas de colesterol, poca resistencia a la insulina y bajos niveles de triglicéridos. Su grasa estaba almacenada bajo la piel y, en contra de lo que muchos pensaban, tenían muy poca grasa visceral”.


    ¿UN ASUNTO DE HOMBRES? 

         Y todo ello a pesar de que, de forma natural, los hombres suelen acumular más grasa visceral que las mujeres. De hecho, las estadísticas elaboradas por este equipo indican que, si bien una media del 45% de las mujeres de entre 20 a 25 con índices de masa corporales normales tenían un exceso de grasa interna, el porcentaje medio en los varones se elevaba al 60%. “Aunque ellas tienen más grasa corporal que los hombres (una media de 37 litros de grasa, frente a 30 litros en los varones), la mayoría de las mujeres acumulan gran parte de esa grasa en la zona de los muslos y las caderas”, explica el dr. Bell. “Como se sabe, las personas con tipo “pera”, que acumulan la grasa en la cadera, tienen un menor riesgo de sufrir enfermedad cardiovascular y diabetes que las personas con tipo “manzana”, que acumulan la grasa en la cintura”.

    Además de la inactividad y una dieta inadecuada, rica en harinas blancas, azúcares, grasas saturadas o trans y aditivos artificiales, nuestros propios genes tienen también que ver con la forma en que acumulamos grasa en el organismo. “Imágenes de resonancia magnética tomadas a dos hombres de la misma edad, extracción social parecida y el mismo IMC pueden mostrar, por ejemplo, que uno tiene cinco litros de grasa visceral y el otro apenas un par de litros. Y hemos visto a gente con bajo peso que llega a tener hasta siete litros”, explican los investigadores.

    ACTIVOS, MEJOR QUE EN LÍNEA

    Los cardiólogos llevan tiempo comprobando cómo las personas que son obesas pero tienen una activa física mínima con una periodicidad diaria tienen menor riesgo de desarrollar cualquier tipo de enfermedad cardiovascular e incluso de diabetes que individuos que son delgados pero que se mantienen inactivos.

    La explicación es muy sencilla y ahora se ha podido comprobar gracias a las técnicas de diagnóstico por imagen, como la resonancia magnética: las personas activas almacenan la grasa corporal bajo la piel, mientras que las inactivas tienden a acumularla en torno a los órganos internos, lo que es mucho más peligroso.

    UN PAPEL FUNDAMENTAL 

    Los científicos piensan cada vez más en la grasa corporal como en un órgano, que tiene un papel esencial en la producción de hormonas y de otras sustancias químicas que afectan al estado de ánimo, la capacidad para pensar con claridad e, incluso, las posibilidades de reproducción en la mujer.

    El problema es que las dietas hipercalóricas y el estilo de vida favorecen porcentajes mayores de los necesarios y, por supuesto, de los que, hace miles de años, servían para atender necesidades en periodos de hambruna.

    Hoy, el organismo “no sabe qué hacer” con ese exceso de calorías acumuladas en forma de grasa que nunca llegan a utilizarse. Las consecuencias que tiene esta situación son enfermedades como la diabetes, la hipercolesterolemia, la hipertensión, la enfermedad cardiovascular e, incluso, varios tipos de cáncer.

    ¿CÓMO PUEDES EVITARLO?

    • Movernos más. Caminar para ir y volver al trabajo; subir escaleras... Los expertos recuerdan que el cuerpo humano ha sido diseñado para el movimiento, no para la inactividad.

    Hacer pesas o ejercicios que aumenten la masa muscular: cuanto más porcentaje de músculo, más eficaz es el metabolismo y hay menor riesgo de desarrollar grasa visceral.

    • Conseguir el peso adecuado mediante la actividad física y una dieta sana en lugar de a través de la reducción sistemática de calorías.

    • Evitar las oscilaciones de peso y huir de las dietas “yo-yo.

    Cambiar las harinas blancas (pan, pasta y arroz blanco, bollería...) y los azúcares por legumbres, cereales integrales, verduras, frutas...

    • Comer pescados azules y frutos secos, ricos en ácidos grasos omega-3, que tienen claros efectos antiinflamatorios.

    • Cambiar el café por infusiones de té, hinojo... y dejar el tabaco.

    • Evitar las grasas saturadas y trans (presentes en algunos productos procesados como grasas vegetales parcialmente hidrogenadas).

    Evitar el estrés, que aumenta la producción de hormonas “tóxicas” en nuestro organismo, y adoptar ritmos de sueño y vigilia estables.



    Fuente: hoymujer.com
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    El calcio ayuda a prevenir enfermedades


           
             Como hemos visto en otras ocasiones, el calcio resulta fundamental para el correcto funcionamiento del organismo, no sólo porque es el mineral con mayor presencia en el cuerpo, sino porque también resulta un gran aliado para prevenir la aparición de enfermedades, como la osteoporosis, el cáncer de colon, la presión arterial o el cálculo renal. Por eso es muy importante un consumo adecuado de calcio. Tomar alimentos ricos en calcio nos permite mantener niveles normales de este macromineral en nuestro organismo.

    El calcio resulta primordial para prevenir la osteoporosis o, en su defecto, paliar los efectos de la enfermedad. Esta enfermedad provoca en quien la sufre una pérdida progresiva de la masa ósea, con la consiguiente disminución de la fortaleza del hueso. Esta es la principal causa de que los huesos de las personas con osteoporosis se fracturen con mucha facilidad. Su avance es lento y en muchas ocasiones no da síntomas hasta que se dan las primeras microfracturas, que es cuando se produce su diagnostico.






    Para prevenir esta enfermedad resulta fundamental el  consumo regular de alimentos ricos en calcio, sobre todo en la adolescencia que es cuando se forma la mayor parte de la masa ósea, especialmente la leche y derivados lacteos. También es muy importante llevar un estilo de vida sano, lo que conlleva realizar ejercicio físico de forma regular y eliminar el consumo de tabaco, alcohol y cafeína, ya que son enemigos e la remodelación ósea. También es importante tomar el sol de forma moderada, ya que ayuda en la síntesis de la vitamina D, necesaria para absorber el calcio.


    Al contrario de lo que se pensaba hasta hace poco, el exceso de calcio no es un factor de riesgo de los cálculos renales. De hecho, distintos estudios han demostrado que bajos niveles de calcio pueden aumentar el riesgo de padecer cálculos renales. El calcio tiene la facultad de unirse al oxalato en el intestino, evitando que se causen cálculos renales.
    La ingesta insuficiente de calcio tiene influye también en la aparición de enfermedad periodontal. De hecho, uno de los primeros huesos que sufre las consecuencias de la pérdida de calcio es la mandíbula. Por eso es fundamental consumir calcio en las cantidades recomendadas para luchar contra esta enfermedad periodental. Por último, el calcio también influye en la presión arterial, de modo que un consumo limitado de calcio provoca que aumente la presión de la sangre. Especialmente importante es aumentar el consumo de calcio durante el embarazo, para evitar de este modo la presencia de hipertensión.




    Como vemos, el calcio juega un papel muy importante en nuestro organismo y nos ayuda a prevenir un gran número de enfermedades, así como mantener nuestros huesos en buen estado.
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